El domingo 14 de enero asistimos un grupo de personas al Módulo de Francisco Monllor y Francisco Riquelme titulado PRÁCTICAS INTEGRATIVAS PARA EL BIENESTAR

En una mañana invernal pero soleada y agradable del nuevo año 2018, pasadas las diez de la mañana, hemos podido disfrutar de la calidad humana y de la honda sabiduría de estos dos compañeros de la Escuela, residentes en San Javier (Murcia), pero que nos acompañan desde el inicio de nuestra andadura. Se han ido turnando y han presentado unas enseñanzas prácticas y participativas en las que hemos hecho de espejo unos de otros para arrojar un poquito de luz y profundizar así en el conocimiento personal, en consciencia, y por tanto, poder enfocar la vida con más presencia, lucidez y asombro.

Francisco Riquelme nos ha puesto por parejas y con la voz de la intuición hemos percibido qué transmitimos y qué recibimos uno del otro. Asimismo, hemos abordado el enorme poder de las inconscientes creencias limitantes en nuestro día a día; de la necesidad de reinventarnos con creatividad; de la diferencia entre conocimiento y sabiduría; de la enseñanza poderosa de la centenaria tradición oriental de la cerámica KINTSUGI; de los errores como eje para el crecimiento personal… En fin, con sencillez nos ha hecho pensar y sentir en un estilo de vida más enriquecedor en el que no tienen cabida la queja o el victimismo permanente.

Por otra parte, Francisco Monllor ha iniciado su aportación al módulo con un ejercicio de sistémica donde todos los asistentes nos íbamos pasando y sosteniendo el hilo de un ovillo, de manera que todos quedábamos “enganchados” por esa cuerdecita visible, metáfora de los vínculos que consciente y sobre todo inconscientemente formamos parte; donde cada uno sostiene o tira de los demás en un difícil equilibrio. Asimismo, nos ha planteado qué estilo de comunicación es el dominante en nuestra vida, si el reactivo o agresivo, el pasivo o sumiso, o el asertivo o enriquecedor. Por último, el comentario a la película “Héctor y el secreto de la felicidad” nos ha proporcionado claves muy sugerentes.

Para acabar la jornada, ya avanzada la tarde, hemos seleccionado cada uno una palabra o frase corta que condensase qué nos llevábamos de este día, y cómo aplicarlo con cotidianidad. Tras ello, el director de la Escuela ha narrado un luminoso cuento, “La estrella y el manzano”, todo un canto a la ilusión y a la esperanza.

Jesús Moreno